Es una práctica salutogénica en la que se busca (la palabra bosque proviene de buscar) el bienestar personal a todos los niveles (holístico) a través de la estimulación sensorial que ofrecen los ambientes naturales. Para acceder y/o mejorar nuestro bienestar es necesario el contacto con la variedad de ambientes que la naturaleza nos regala. Este contacto se produce a través de nuestras herramientas “clásicas” de intercambio con nuestro entorno, nuestros sentidos físicos:
Visión, audición, tacto, gusto y olfato
Estas son las auténticas puertas que nos abren un mundo interior de sensaciones que nos conectan plenamente con nuestro entorno exterior, con el mundo natural. La conexión entre ambos mundos se facilita cuando el baño de bosque se adapta a las mentes y cuerpos de cada un@ de los participantes, o mejor dicho cuando ést@s son capaces de encontrar su propia forma de disfrutar con la actividad según su propia naturaleza intrínseca alcanzando así una relación personal única y específica con la naturaleza exterior.
Es una actividad que ayuda a la relajación, al estar orientada a la reducción de nuestros ritmos cotidianos mediante una caminar lento, respiración profunda, contemplación, escritura, dibujo….que nos puede ir llevando gradualmente y sin esfuerzo alguno, junto con nuestros sentidos, a estar presente conscientemente en el momento vivido y en el lugar donde se desarrolla el paseo. El lugar donde se desarrolla el paseo ha de ser un ambiente natural, sin que ello signifique necesariamente que se efectúe en un bosque maduro, pudiendo, por ejemplo, desarrollarse en un ambiente forestal….la ciencia ha demostrado que el contacto con ambientes naturales tales como parques, jardines, playas, desiertos o incluso interiores donde podamos disfrutar de diferentes formas de vida, son igualmente beneficiosos para nuestra salud.
Para terminar, indicar que puede ser una práctica guiada o no, ya que dadas sus virtudes, avaladas por multitud de estudios científicos, su profesionalización a través del guiado trata de adaptarse a la función asistencial de carácter preventivo e incluso, trabajando ya en colaboración con profesionales de la asistencia sanitaria, a la función restaurativa (rehabilitación y recuperación- agotamiento laboral, cansancio extremo-) y relativa al tratamiento de determinados grupos con necesidades específicas (cuadros de ansiedad y estrés, enfermos crónicos), cuando se requiera un nivel de intervención que supere la prevención.